Nuestra experimentada trayectoria nos permite presentar proyectos de bioconstrucción. Éste concretamente se llevó a cabo en Huesca, en el que fuimos responsables del proyectado de celulosa en fachada, puesto que siendo obra nueva es el método por excelencia, y del insuflado en cubierta. El proyecto, como hemos señalado ya en el título, se ejecutó siguiendo parámetros de bioconstrucción.
Desde ese punto de vista, una vivienda es un organismo vivo puesto que interactúa sí o sí con su entorno y, evidentemente, con quienes la habitan. Y esa interacción puede ser positiva e integradora, o tener connotaciones negativas. Y es que los materiales utilizados tanto para la construcción como para el aislamiento térmico y acústico de una vivienda, hotel o equipamiento, son para quienes los habitan como una segunda piel. O la tercera, si aceptamos la ropa que vestimos cotidianamente como nuestra verdadera segunda piel. Independientemente del orden de importancia que queramos darle, en todos los casos será clave la salubridad. Y, como ya han anticipado en la ciudad de Nueva York, algunos materiales habituales en el aislamiento térmico no son del todo saludables. Si bien sigue permitiéndose en España, el poliestireno ya está prohibido en Nueva York.
La celulosa es, por tanto, apta para proyectos de bioconstrucción. Tal y como señalan en el blog de Ecococos, “es un material aislante obtenido a partir de papel de periódico reciclado. La materia prima es la celulosa. Como características principales caben destacar sus cualidades higroscópicas, la resistencia al fuego y a la descomposición, la posibilidad de reciclaje o reutilización, su gran resistencia mecánica y la insolubilidad en la mayoría de los disolventes ordinarios“. Puedes consultar aquí la lista de materiales que desde el citado blog consideran aptos para proyectos de bioconstrucción.