
La celulosa tiene un excelente comportamiento frente al fuego, ya que en caso de incendio la celulosa no se inflama, por lo que no propaga llama, no se derrite y no emite ningún tipo de gas toxico perjudicial. Efecto protector a temperaturas superiores a 1500ºC.
Acercando la llama directamente a la celulosa, ésta se carboniza superficialmente pero no se inflama.
De modo que podemos darnos cuenta de otra propiedad de la celulosa muy importante: la capacidad de aislamiento térmico. Con un soplete a más de 100ºC aplicado sobre celulosa sobre la palma de nuestra mano, la mano no siente ni el calor… Imaginemos la protección que nos da en pleno verano y la ayuda que nos proporciona en invierno no dejando escapar el calor del interior.
En una vivienda normal, aislada con celulosa, el calor que generemos con la calefacción en invierno, se mantendrá más tiempo dentro de casa, de manera que con un menor consumo energético mantendremos la vivienda caliente mas tiempo. Y en verano, justo lo contrario, al no dejar pasar el calor, éste se quedará fuera y nuestro hogar se mantendrá a una temperatura más fresca. En definitiva, las propiedades del aislamiento térmico con celulosa nos garantizan confort y ahorro.